El coronavirus ha hecho que este año el Día Mundial de la Salud, el 7 de abril, sea el más enfermo y complicado desde que nació esta conmemoración, en 1948, con motivo de la creación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta organización internacional se enfrenta ahora a una pandemia sin precedentes que pone en entredicho a los sistemas sanitarios, a la capacidad de acción y coordinación de los gobiernos, a las estructuras supranacionales y desata una crisis económica imparable.
Antes que el coronavirus cambiase el rumbo del mundo, a principios de año, la OMS quiso dedicar el 2020 al personal de enfermería. Y en eso no se equivocó.
Esta crisis sanitaria ha puesto en valor la labor de las enfermeras y enfermeros, los que están más cerca de los pacientes. Tan cerca que, junto al resto de personal sanitario, es el grupo más vulnerable frente a la COVID-19, la enfermedad respiratoria que genera el coronavirus.
Y son frágiles porque los sistemas sanitarios no tienen suficientes equipos de protección individual que los defienda de un virus que ha ido desbordando los hospitales mientras los profesionales combaten sin escudos.
Casi 1700 infectados, y ojala ese numero no siga creciendo ya que no sabemos a cuantos no se les ha podido hacer las pruebas de diagnóstico, como tampoco sabemos si alcanzan para los ciudadanos. Una situación que se ha repetido en mayor o menor grado en otros países del mundo.
En el Día Mundial de la Salud de 2019, la OMS reclamaba la cobertura sanitaria universal para millones de personas. Hoy, los que la tienen sufren carencias y los que no, se enfrentan sin defensas a otra epidemia, esta vez más veloz y globalizada.
China, el origen
Todo empezó con un brote de neumonía vírica en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, en la provincia china de Hubei.
Li Wenliang fue el médico chino que alertó sobre un nuevo virus, pero fue silenciado por las autoridades de su país. Poco después murió por coronavirus.
El virus, apuntan algunos expertos, podría vivir en un algún animal salvaje que se vendiera para consumo en un mercado de Wuhan.
El 31 de diciembre, China alertó a la Organización Mundial de la Salud mientras el mundo celebraba la llegada del 2020 sin apenas dirigir la mirada al continente asiático.
Veintitrés días después, en enero, la OMS declaró la situación de emergencia para China, pero no para el resto de países. Y en esos días ya se había registrado la primera víctima en Wuhan, que puso en cuarentena a sus once millones de habitantes, y el virus había saltado a Tailandia y a Estados Unidos.
El 24 de enero, el coronavirus llegó a Europa, a Francia, y antes de que acabara el mes España, Reino Unido, Suecia y Rusia confirmaron sus primeros casos.
Los casos de coronavirus en los distintos continentes eran todos importados de China, hasta que el 1 de febrero se detectó el primer contagio local en Manila (Filipinas).
Un febrero incierto
Febrero transcurrió entre el blindaje de China, el cierre de fronteras, la cancelación de vuelos, cruceros a la deriva con personas afectadas o la extensión del virus de forma notable en Corea del Sur, Irán y Japón .
En Europa y América, los que no daban crédito despreocupados que se expandiera, empezaron ya a mirar con resquemor a una epidemia que creyeron que no saldría de Asia y que empezó a golpear a los mercados bursátiles. La amenaza podría parecer más económica que sanitaria.
Pero a partir del 21 de febrero, el coronavirus atacó de lleno a Italia que multiplicó contagios y muertes y decidió, en horas, cerrar once localidades.
De forma casi sincronizada, América Latina y África registraron sus primeros casos, pero la OMS siguió hablando tibiamente de “potencial pandemia”. No la decretó hasta el 11 de marzo, cuando el mundo sobrepasaba los 100.000 casos.
Marzo, un mes de vértigo
Italia se convirtió en el centro de la pandemia y en la misma semana decidió cerrar colegios y universidades, suspender actos multitudinarios y deportivos, restringir los movimientos en todo el país y aislar a 16 millones de personas.
Mientras, China dejó de registrar casos locales tras más de 82.000 contagios y algo más de 3.000 muertes, según los datos oficiales, en el país más poblado del mundo.
Antes de que terminara marzo, Estados Unidos se convirtió en el país con mayor número de contagios, hoy con más de 368.000, en especial en el estado de Nueva York, y con un presidente, Donald Trump, que gestiona esta crisis sanitaria envuelto una vez más en la polémica.
Hoy mas que nunca deberíamos todos, conmemorar el día de la Salud Mundial… Quedate en casa, la unica cura hasta el día de hoy sos vos mismo y tus acciones.